Del 30 de septiembre al 5 de octubre.-
Después de algún tiempo, el rey de babilonia paso a ser Darío. ¿Un nombre extraño, no? Más este era el nombre del nuevo rey. El escogió a Daniel y dos hombres más para ser ministros en su reino. Pero como Daniel hacia todo muy bien, el rey resolvió colocarlo como jefe de todos. Hum! Eso causo mucha envidia en los otros dos, que empezaron a buscar alguna falla en Daniel para perjudicarlo.
Qué cosa fea! Nunca haga eso niños, pues desagrada mucho a Dios. Ellos se dieron cuenta que no había nada malo para acusar a Daniel en su trabajo, pero sabía que él era fiel a su Dios y oraba tres veces al día. ¿Saben que ellos hicieron niños? Ellos pidieron al rey que creara una ley en la cual, durante un mes fuese prohibido orar a cualquier dios, y todo y cualquier pedido debería ser hecho
únicamente al rey.
El rey sin saber de las intenciones de los dos, pensó que la idea era buena y Mando a divulgar la ley determinando que, quien desobedeciera, seria arrojado en la cueva de los leones. Mismo sabiendo de la ley Daniel continúo orando y dando Gracias a Dios tres veces al día, con la ventana de su casa abierta.
Cuando los envidiosos vieron a Daniel orando, corrieron para contarle al rey e Instigarlo a cumplir la ley, lanzando a Daniel en la cueva de los leones Hambrientos. ¡Ah, niños! Solo así el rey percibió la maldad de aquellos hombres. El quedo muy triste, pues Daniel le caía muy bien, pero no podía hacer nada, pues la orden de un rey no podía ser desecha. Bum! Los hombres lanzaron a Daniel en la
cueva de los leones, y el rey con el corazón muy triste, solo consiguió decir: Que
tu Dios a quien tu sirves Daniel, te libre.
Al otro día, bien temprano, el rey fue corriendo hasta la cueva y llamo a Daniel. Y Para su sorpresa, allá estaba el, sentado con los leones, que estaban quietitos y Parecían gatitos.
Y Daniel dijo para él: rey mi Dios envió su ángel y cerro la boca de los leones, y estoy vivo. El Rey Darío, quedo muy alegre y mando a sacar inmediatamente a Daniel de la cueva de los Leones, y ordeno que lanzarán allí a aquellos hombres que habían acusado a Daniel.
CONCLUSIÓN: Aprendemos con Daniel que debemos orar todos los días y confiar que Dios oirá y
responderá a nuestras oraciones. Orar y conversar con Dios. Podemos decir a Él todo lo que nos entristece y nos preocupa. Solamente Él es poderoso para librarnos de todos nuestros problemas. Cuando pasamos por dificultades, así como Daniel en la cueva de los leones, precisamos insistir en oración, pues el Señor es poderoso para librarnos de todos nuestros temores y preocupaciones, amen niños.