A veces, su realización parece tan cercana que, cuando no se concreta nos ponemos ansiosos y caemos en una tremenda desesperación…
Pero, ¡todo llega en el tiempo correcto! Y ¿qué tiempo es ese? Es muy simple, no es nuestro tiempo ¡sino el de Dios! Pero tenga certeza de algo, el tiempo de Dios incluye la sabiduría para disfrutar, la experiencia para mantener y el reconocimiento para agradecer…
Fuente: EBI Argentina
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