Terminé de leer un libro muy interesante, y en él contenía un poema que dice todo lo que me gustaría compartir con usted que es padre y madre. Este poema nos muestra que la mayor influencia que los padres ejercen sobre los hijos es el ejemplo que dan en su vida diaria. Sus hijos están observando sus actitudes.
“Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aceptación, aprenden amar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos. S
i los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad, aprenden la verdad.
Si los niños viven con equidad, aprenden qué es la justicia.
Si los niños viven con bondad y consideración, aprenden qué es el respecto.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir”. (Dorothy Law Notle)
Y yo acrescento una frase más que es fundamental para que en el futuro nuestros hijos tengan una vida bendecida: “Enseña el niño en el camino que se debe andar, y, aun cuando sea viejo, no se apartará de él”. (Proverbios 22.6).
Fuente: EBI Mexico
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