En una tarde de sábado, Pablito estaba jugando con sus amigos en una plaza, en la esquina de la calle, cuando quedo sabiendo que la ciudad estaba siendo amenazada por algunos hombres malos que invadían las casas de los que vivían allí.
Las personas estaban desesperadas, y gran parte de los habitantes
Dejaban la ciudad por causa de las amenazas. Ellos no sabían más, que hacer.
Pablito frecuentaba a la SBI, pero estaba con miedo de las amenazas de aquellos hombres asustadores.
A la noche, el no conseguía dormir, quedaba pensando todo el tiempo y no quería ir para la escuela, con miedo de encontrarse con alguno de ellos.
El domingo, Pablito y su familia se levantaron bien tempranito para ir para la reunión del cenáculo.
El entro en el auto de su padre muy desconfiado, lleno de miedo, y mirando todo el tiempo para atrás con recelo, de encontrarse con aquellos hombres.
Llegando, los padres fueron a asistir al culto y Pablito, como de costumbre, fue para la sala de la SBI.
Al entrar, quietito, se sentó y comenzó a prestar atención en las palabras de las educadoras. Ellas estaban hablando al respecto de Gedeón:
Había un hombre, llamado Gedeón, que estaba con miedo, de los ladrones que robaban su comida. El estaba plantando, pero estaba bastante desconfiado, porque los ladrones venían en grupos y destruían toda la cosecha.
Entonces el pueblo comenzó a orar, pidiendo y clamando a Dios, que mando un recado para ellos:
“Yo Soy su Dios, no tengan miedo...”
Pablito, oyendo aquella historia, fue tocado por el Espíritu Santo
Y pensó: “Dios está conmigo”.
La educadora continuaba la historia: y el angel apareció para Gedeón y le dijo: Dios está contigo, hombre valiente.
Dios le dijo que era muy valiente y que iva a ayudarlos y librarlos a el, sus amigos y familiares de aquellos ladrones!
Dios está contigo y por eso vas a conseguir vencer!
Pablito no se intimido y sin percibir hablo en voz alta: “me cansé, quiero cambiar”.
El creyó en la palabra de Dios y que Dios estaba con el.
Se hizo muy valiente, paso fe y coraje para sus amigos de la ciudad, y también pudo ayudar a su familia y a los habitantes de aquella ciudad, con ayuda de Pablito, creyeron en Dios y nunca más fueron atacados por aquellos ladrones.
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