Del 13 al 18 de Enero.-
Había una vez un hombre que tenía un ejército de cien soldados y por eso era llamado
centurión. Aun que era importante, el era bueno y se preocupaba por sus empleados.
Aconteció que cierto día, uno de sus empleados quedo muy enfermo y estaba casi muriendo.
Pobrecito de él, no es así niños? El centurión quedo muy triste y pidió para que algunos
abuelitos judíos fuesen a llamar a Jesús para curar el siervo enfermo. Aquel centurión había
construido un templo (Iglesia) para los judíos, y por eso a ellos les agradaba mucho el.
Los judíos fueron hasta Jesús y les dieron un recado del centurión, y Jesús fue hasta el
enfermo. Cuando Jesús estaba muy cerca de la casa, el centurión llego delante de Él y dijo:
_No, Señor! Yo no merezco que entres en mi casa. Hum, será que el desistió de pedir la
sanidad para su siervo? (espere la participación). No nada de eso! El apenas reconoció que
Jesús es el Santo de Dios, y por eso, no merecía que el entrase en su casa. El centurión
continúo: _ De solamente una orden, y empleado quedara bien. Yo también estoy bajo la autoridad de los oficiales superiores y tengo soldados que obedecen mis órdenes. Digo para uno: ve y el va. Digo a otro ven y el viene. Y digo también haga esto y él lo hace.
Amiguitos, aquel centurión tenía mucha fe, pues creía que con una sola palabra de Jesús el empleado seria curado. El Señor Jesús quedo tan contento con la fe de aquel centurión, que dijo para las personas que estuviesen con el: nunca vi una fe como esta, ni siquiera en medio al pueblo de Israel, que es el pueblo elegido por Dios. Va para casa, pues será hecho como usted cree.
Clase, lo que aconteció en ese instante? (espere la participación) el empleado quedo completamente curado. Qué maravilla! Como el centurión debe haber quedado feliz, no es así?
centurión. Aun que era importante, el era bueno y se preocupaba por sus empleados.
Aconteció que cierto día, uno de sus empleados quedo muy enfermo y estaba casi muriendo.
Pobrecito de él, no es así niños? El centurión quedo muy triste y pidió para que algunos
abuelitos judíos fuesen a llamar a Jesús para curar el siervo enfermo. Aquel centurión había
construido un templo (Iglesia) para los judíos, y por eso a ellos les agradaba mucho el.
Los judíos fueron hasta Jesús y les dieron un recado del centurión, y Jesús fue hasta el
enfermo. Cuando Jesús estaba muy cerca de la casa, el centurión llego delante de Él y dijo:
_No, Señor! Yo no merezco que entres en mi casa. Hum, será que el desistió de pedir la
sanidad para su siervo? (espere la participación). No nada de eso! El apenas reconoció que
Jesús es el Santo de Dios, y por eso, no merecía que el entrase en su casa. El centurión
continúo: _ De solamente una orden, y empleado quedara bien. Yo también estoy bajo la autoridad de los oficiales superiores y tengo soldados que obedecen mis órdenes. Digo para uno: ve y el va. Digo a otro ven y el viene. Y digo también haga esto y él lo hace.
Amiguitos, aquel centurión tenía mucha fe, pues creía que con una sola palabra de Jesús el empleado seria curado. El Señor Jesús quedo tan contento con la fe de aquel centurión, que dijo para las personas que estuviesen con el: nunca vi una fe como esta, ni siquiera en medio al pueblo de Israel, que es el pueblo elegido por Dios. Va para casa, pues será hecho como usted cree.
Clase, lo que aconteció en ese instante? (espere la participación) el empleado quedo completamente curado. Qué maravilla! Como el centurión debe haber quedado feliz, no es así?
CONCLUSIÓN: Amiguitos, el centurión sabía que había poder en las palabras de Jesús. Ustedes sabían que en nuestras palabras también hay poder? Si, hay poder. En la Biblia está escrito que la Palabra de Dios no vuelve vacía, o sea, Dios cumple lo que está escrito, solo basta que creamos así como el centurión creía en el poder de Dios. Quien entendió diga, Amen!
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