El Secreto de Mi Salvación
Siempre temía y temblaba por mi Salvación. Pues, el Espíritu Santo me había convencido:
¿De qué sirve, ganar el mundo entero y perder su alma?
Esa palabra hizo nacer en mí un temor sin precedente. Y si, agregamos la profecia de Ezequiel, el Espíritu Santo me advertía, con más ahínco, al respecto de mi mayor bien:
"...La justicia del justo no lo librará el día que lo revelare, y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecaré.
Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias, todas sus justicias no serán recoradadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.
Y cuando yo le dijere al impío: De cierto morirás; si él se convierte de su pecado, e hiciere segun el derecho y la justicia. Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que haya robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia, vivirá ciertamente" (Ezequiel 33:12-16)
"¡SI USTED PIENSA QUE SU SALVACIÓN ESTÁ GARANTIZADA, EL TEXTO DEJA BIEN CLARO QUE NO!"
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